lunes, abril 27, 2009
El traslado de caballos para participar en concursos o competiciones, asistir a ferias, visitar al veterinario, o pasar una temporada de descanso en el campo es cada vez más frecuente. Durante el transporte están expuestos a muchos riesgos que, con demasiada frecuencia, no se tienen en consideración. Si se observan algunas normas básicas, se pueden evitar problemas respiratorios, heridas, cólicos e incluso lesiones de los propietarios o cuidadores.
Los caballos transportados pueden, teóricamente estar estresados por la separación de sus compañeros de manada, o también si están cerca de caballos agresivos o rodeados de un entorno desconocido, si sufren un movimiento anormal o mantienen una postura poco habitual durante el transporte, si escuchan ruidos desconocidos, sufren cambios de temperatura, se les priva de comer o beber o si están expuestos a patógenos o polvo.
Los caballos transportados pueden, teóricamente estar estresados por la separación de sus compañeros de manada, o también si están cerca de caballos agresivos o rodeados de un entorno desconocido, si sufren un movimiento anormal o mantienen una postura poco habitual durante el transporte, si escuchan ruidos desconocidos, sufren cambios de temperatura, se les priva de comer o beber o si están expuestos a patógenos o polvo.
Los signos físicos que muestran estrés en el caballo pueden ser: un nivel acelerado del corazón, un aumento en la producción de cortisol o deshidratación. Estas reacciones que se presentan en el transporte, han estado presentes tanto en caballos que son transportados habitualmente y se supone que están acostumbrados como en caballos transportados por primera vez. Es de obligatoriedad ética, moral y legal (según la Declaración de los derechos del Animal) , que el transporte se realice con el cuidado necesario, procurando el mínimo stress y las condiciones adecuadas para un animal vivo.
Hay que tener en cuenta que los caballos son, por naturaleza, animales de vida libre cuya principal defensa es la huida y durante el desplazamiento en un remolque de reducidas dimensiones se ven sometidos a un considerable estrés que puede tener consecuencias nefastas.Aunque está claro que no es lo mismo un transporte de 2 horas que un viaje de 900 kilometros, en cualquier desplazamiento, por corto que sea, hay que tener en cuenta una serie de puntos de gran importancia que pueden evitar problemas realmente graves.
Muchos de los accidentes relacionados con el transporte del animal tienen lugar antes de que éste haya empezado. El caballo ha de aprender a subir al remolque y para ello sólo se necesitan cuatro o cinco sesiones, un poco de experiencia de manejo y mucha paciencia.Hay que evitar el castigo como estímulo y premiar al animal con algo de comida una vez ha entrado en el remolque. Hay que prever los transportes: si sabemos que tarde o temprano tendremos que trasladar a nuestro animal, no esperemos al último momento para darle unas "clases de remolque."Cuando se trata de potros, una buena opción consiste en dejar el remolque abierto y ponerles la comida en el interior. En poco tiempo los animales habrán perdido el miedo y entrarán sin dificultad.
Aunque el traslado sea corto, puede terminar con una herida grave sino se cumplen requisitos mínimos. Es imprescindible que el vehículo sea adecuado (acolchados, ausencia de objetos salientes, luces de freno, buena ventilación, etc.).Es igual de importante proteger al caballo. La parte más sensible son las extremidades y siempre han de ir cubiertas.Si no queremos perder el tiempo vendando las cuatro patas, podemos utilizar unos protectores especiales para el transporte, que son muy seguros y se colocan en un minuto. Muchos caballos se estropean o lesionan la cola, por lo que también conviene utilizar un protector adecuado para esa zona.Si el caballo va a estar en contacto con muchos animales (concursos, ferias) o si el transporte es muy largo, es importante que esté bien vacunado (al menos de gripe y tétanos) 15 días antes del desplazamiento.
Si el viaje es largo, el caballo tendrá que comer durante el viaje. Es preferible no administrar concentrados o reducirlo al mínimo y substituirlo por un forraje de buena calidad. El caballo debe disponer siempre de una red con heno para que pueda comer en todo momento. Aún más importante es que beba con regularidad: incluso en transportes relativamente cortos pueden aparecer deshidrataciones importantes. También es recomendable administrar electrolitos cada cuatro horas.El caballo debe ir atado con una sola cuerda que debe quedar lo bastante larga para que pueda bajar la cabeza. Si el atado es demasiado corto se dificulta el drenaje de las secreciones pulmonares y ello, junto con el estrés que supone cualquier transporte, es el motivo de las pleuroneumonías del transporte, una de las complicaciones más frecuentes en desplazamientos prolongados.Por desgracia, el diseño de la mayoría de los remolques no permite que el animal mueva libremente el cuello, por eso es muy importante parar cada cuatro horas y, siempre que sea posible, permitir que el caballo baje del remolque y pueda comer y beber en el suelo.
Hay que tener en cuenta que todos los caballos se estresan durante un transporte y si no les damos tiempo a relajarse, es posible que no quiera beber cuando paramos. Hay que tener paciencia. Si esperamos un poco el caballo se tranquilizará y beberá.Otra complicación relativamente frecuente son las miosotis (inflamaciones musculares). Los movimientos constantes del remolque hacen que el caballo, para mantener el equilibrio, utilice una serie de músculos que no ejercita de forma habitual y que pueden cansarse en exceso y provocar problemas musculares.Por extraño que parezca, se ha demostrado que los caballos mantienen mucho mejor el equilibrio si viajan colocados oblicuamente y con la cabeza en dirección contraria al sentido de la marcha del vehículo. También se reduce el estrés si pueden ver el exterior.
Es importante llevar siempre a mano el teléfono de nuestro veterinario y disponer de un botiquín de primeros auxilios. El responsable del transporte debe aprender a hacer las primeras curas y vendar heridas y a reconocer los síntomas de una deshidratación.Si la actitud del caballo se altera, presenta tos o secreción nasal o deja de comer, lo más prudente es interrumpir el transporte y contactar con un especialista.Aunque no son esenciales para la salud del caballo, hay tener en regla los papeles del caballo y del remolque y conseguir antes del transporte los certificados que puedan solicitarnos en el lugar de destino.
Algunos animales necesitan ser sedados para entrar a un remolque o para tolerar un desplazamiento sin riesgo para su integridad física. Antes de administrar cualquier fármaco a nuestro caballo es imprescindible consultar con el veterinario. Él nos aconsejará sobre el medicamento más adecuado, la dosis y las precauciones a tener con un caballo sedado.
Hay que tener en cuenta que los caballos son, por naturaleza, animales de vida libre cuya principal defensa es la huida y durante el desplazamiento en un remolque de reducidas dimensiones se ven sometidos a un considerable estrés que puede tener consecuencias nefastas.Aunque está claro que no es lo mismo un transporte de 2 horas que un viaje de 900 kilometros, en cualquier desplazamiento, por corto que sea, hay que tener en cuenta una serie de puntos de gran importancia que pueden evitar problemas realmente graves.
Muchos de los accidentes relacionados con el transporte del animal tienen lugar antes de que éste haya empezado. El caballo ha de aprender a subir al remolque y para ello sólo se necesitan cuatro o cinco sesiones, un poco de experiencia de manejo y mucha paciencia.Hay que evitar el castigo como estímulo y premiar al animal con algo de comida una vez ha entrado en el remolque. Hay que prever los transportes: si sabemos que tarde o temprano tendremos que trasladar a nuestro animal, no esperemos al último momento para darle unas "clases de remolque."Cuando se trata de potros, una buena opción consiste en dejar el remolque abierto y ponerles la comida en el interior. En poco tiempo los animales habrán perdido el miedo y entrarán sin dificultad.
Aunque el traslado sea corto, puede terminar con una herida grave sino se cumplen requisitos mínimos. Es imprescindible que el vehículo sea adecuado (acolchados, ausencia de objetos salientes, luces de freno, buena ventilación, etc.).Es igual de importante proteger al caballo. La parte más sensible son las extremidades y siempre han de ir cubiertas.Si no queremos perder el tiempo vendando las cuatro patas, podemos utilizar unos protectores especiales para el transporte, que son muy seguros y se colocan en un minuto. Muchos caballos se estropean o lesionan la cola, por lo que también conviene utilizar un protector adecuado para esa zona.Si el caballo va a estar en contacto con muchos animales (concursos, ferias) o si el transporte es muy largo, es importante que esté bien vacunado (al menos de gripe y tétanos) 15 días antes del desplazamiento.
Si el viaje es largo, el caballo tendrá que comer durante el viaje. Es preferible no administrar concentrados o reducirlo al mínimo y substituirlo por un forraje de buena calidad. El caballo debe disponer siempre de una red con heno para que pueda comer en todo momento. Aún más importante es que beba con regularidad: incluso en transportes relativamente cortos pueden aparecer deshidrataciones importantes. También es recomendable administrar electrolitos cada cuatro horas.El caballo debe ir atado con una sola cuerda que debe quedar lo bastante larga para que pueda bajar la cabeza. Si el atado es demasiado corto se dificulta el drenaje de las secreciones pulmonares y ello, junto con el estrés que supone cualquier transporte, es el motivo de las pleuroneumonías del transporte, una de las complicaciones más frecuentes en desplazamientos prolongados.Por desgracia, el diseño de la mayoría de los remolques no permite que el animal mueva libremente el cuello, por eso es muy importante parar cada cuatro horas y, siempre que sea posible, permitir que el caballo baje del remolque y pueda comer y beber en el suelo.
Hay que tener en cuenta que todos los caballos se estresan durante un transporte y si no les damos tiempo a relajarse, es posible que no quiera beber cuando paramos. Hay que tener paciencia. Si esperamos un poco el caballo se tranquilizará y beberá.Otra complicación relativamente frecuente son las miosotis (inflamaciones musculares). Los movimientos constantes del remolque hacen que el caballo, para mantener el equilibrio, utilice una serie de músculos que no ejercita de forma habitual y que pueden cansarse en exceso y provocar problemas musculares.Por extraño que parezca, se ha demostrado que los caballos mantienen mucho mejor el equilibrio si viajan colocados oblicuamente y con la cabeza en dirección contraria al sentido de la marcha del vehículo. También se reduce el estrés si pueden ver el exterior.
Es importante llevar siempre a mano el teléfono de nuestro veterinario y disponer de un botiquín de primeros auxilios. El responsable del transporte debe aprender a hacer las primeras curas y vendar heridas y a reconocer los síntomas de una deshidratación.Si la actitud del caballo se altera, presenta tos o secreción nasal o deja de comer, lo más prudente es interrumpir el transporte y contactar con un especialista.Aunque no son esenciales para la salud del caballo, hay tener en regla los papeles del caballo y del remolque y conseguir antes del transporte los certificados que puedan solicitarnos en el lugar de destino.
Algunos animales necesitan ser sedados para entrar a un remolque o para tolerar un desplazamiento sin riesgo para su integridad física. Antes de administrar cualquier fármaco a nuestro caballo es imprescindible consultar con el veterinario. Él nos aconsejará sobre el medicamento más adecuado, la dosis y las precauciones a tener con un caballo sedado.
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Etiquetas: CABALLOS NOTICIAS
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