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jueves, mayo 07, 2009



Según diferentes estudios veterinarios, el cólico es una de las principales causas de mortalidad equina. Conocer sus síntomas y saber cómo actuar es la mejor manera para un éxito seguro.


El cólico son dolores en el aparato digestivo del animal que se producen por un cálculo en las vías biliares (cólico hepático), un cálculo en las vías renales (cólico renal) o por la torsión del intestino del animal (cólico de torsión). Es importante saber que los caballos son más vulnerables a esta enfermedad por su imposibilidad a la hora de vomitar que puede provocar la dilatación gástrica.

Los cólicos se producen en parte por la anatomía del caballo. Tienen un intestino muy grande en comparación con el estómago que es muy pequeño. Esto conlleva a que las digestiones sean rápidas y en muchos casos, la comida pase a los intestinos casi sin ser digerida. Otro de los motivos importantes son los parásitos que se alojan en el aparato digestivo del caballo. Una buena desparasitación regular disminuirá el riesgo de cólico. Otras causas frecuentes son la ingestión escasa o excesiva de alimentos o un cambio en la dieta del animal.


Los caballos son muy sensibles a dichas variaciones y una dieta en la que se aumenten los alimentos ricos en proteínas, energía o fibras brutas provocará peores digestiones en el caballo y haga que este se enfrente a un posible cólico. Otra de las causas que pueden fomentar un cólico es el excesivo ejercicio, los resfriados y beber agua en cantidad insuficiente, que esté contaminada o muy fría.

Una vez enumeradas las posibles causas de la enfermedad es bueno observar a los animales. Al igual que las personas dan síntomas claros de estar molestos. Si estamos atentos a los avisos que nos da el animal podremos actuar deprisa. Cuando el caballo se enfrenta a un cólico suele estar inquieto, moverse de un lado a otro buscando la postura más cómoda e incluso revolcándose de forma brusca sobre la cama. Esto no significa que todos los caballos que se revuelcan estén ante un cólico. En otros casos, el caballo permanecerá quieto o tumbado y se negará a andar. Además su mirada será triste y apagada. Por otro lado, tenemos que estar atentos a su pulso y respiración que serán más rápidos. Otros síntomas son: dificultad para orinar y heces pequeñas, líquidas o de color extraño. El tamaño del abdomen suele aumentar por uno o los dos lados y la sudoración del caballo será intensa. Ante esta última señal hay que estar muy atentos ya que la pérdida de líquido puede ser importante y provocar la deshidratación del animal y conducirlo a un estado de shock.

Lo primero que se debe hacer después de observar al animal es llamar lo antes posible a un veterinario. Los profesionales en la materia darán un diagnóstico apropiado para cada caso y ayudarán al caballo a tener menos dolores y a sentirse mejor poco a poco. Mientras llega el veterinario podemos tomar ciertas precauciones como no dejar que el animal se revuelque para evitar lesiones y si no lo conseguimos aumentar el tamaño de la cama. Además debemos prohibirle que coma o beba. El tiempo es fundamental y de él depende que nuestro caballo supere el cólico con éxito o no.

Sin duda, es mejor prevenir que curar por ello se recomienda que se desparasite de forma regular y en el caso de los animales que están estabulados se les controle la alimentación tanto en la calidad como en la cantidad y que ésta se distribuya en diferentes tomas a lo largo de el día.

Fuente: Ociocaballo